Imperfeccionistas

Imperfeccionistas
“Qué lindo te quedó”, “Cuando me haces uno a mí?”, “Cómo lo haces para que te quede tejido tan parejo?” muchas veces nos llegan esos comentarios cuando tejemos algo y nos ponen muy orgullosas, pero… la verdad? ¡La verdad es que muchas veces nosotras no pensamos lo mismo de nuestros tejidos! ¿Por qué? Porque tendemos a fijarnos en las imperfecciones, en ese puntito que no quedó parejo, en lo que nos equivocamos, en recordar las veces que tuvimos que deshacerlo y no nos fijamos en cómo quedó finalmente, en el total que se ve armónico, aunque pueda tener errores.

¿Cómo sé esto? Porque todas tenemos inseguridades y son esas inseguridades las que no nos permiten a veces disfrutar el proceso o incluso apreciar cómo se ve finalmente nuestro proyecto terminado. Día a día la mayoría de las preguntas o comentarios que me llegan de las clases o de los patrones tienen que ver con estas inseguridades, muy pocas veces me escriben con preguntas de “no entendí”, sino que más bien…

“Jandi, voy bien?”

 “Lo hice así pero no estoy segura de si quedó bien”

 “Tú crees que puedo hacerlo?”

 “Encuentro que se notan mucho los aumentos”

 “Jandi cambié los colores… no sé si me gusta tanto la combinación, ¿qué opinas?”

Y la respuesta a la gran mayoría de estas preguntas es “Dale, está super bien” “Sigue, te está quedando precioso” y sé que eso es TODO lo que necesitamos. ¿Cómo lo sé? Porque cuando yo llevaba poco tiempo tejiendo me pasaba lo mismo y me habría gustado tener a alguien que me dijera “sigue, vas bien”. La verdad es que muchas veces me gustaría tener a alguien en la vida, no sólo en el tejido, que me dijera eso también. Sobre todo cuando estoy empezando algún proyecto nuevo o me siento insegura de alguna decisión que estoy tomando que tal vez me lleve en direcciones que no son las que esperaba.

Y eso me hace pensar en cómo nos tratamos a nosotras mismas. Nosotras deberíamos tratarnos como lo hacemos con nuestras mejores amigas: con cariño, con empatía, con preocupación. Sin embargo, muchas veces nos tenemos “poca fe”, nos fijamos en la imperfección por muy mínima que sea, en vez de disfrutar el proceso, de felicitarnos porque aprendimos algo nuevo o que mejoramos algo que habíamos hecho antes. Nos castigamos o nos auto tratamos mal por un mini defecto o porque las cosas no resultaron como esperábamos cuando en realidad nos deberíamos felicitar por habernos atrevido a vivir y a experimentar.
Creo que no siempre tenemos que ser tan perfeccionistas, hay veces que eso que no salió perfecto nos enseña más que lo que resultó justo como esperábamos. Y no estar siempre pendientes sólo del resultado final, sino que también de cómo fue el proceso, lo bueno, lo malo, lo que queremos repetir y lo que queremos evitar. Porque la vida no es estar permanentemente buscando la perfección, la vida, el tejido y todo lo que hacemos tiene que ver con esos momentos vividos y disfrutados, aunque a veces no entendamos lo que está pasando o por qué está pasando. Finalmente, “lo perfecto es enemigo de lo bueno”.
La invitación que te quiero hacer hoy es hoy a buscar la armonía y el equilibrio, no la imperfección en lo que hacemos y en los procesos que emprendemos. Porque para hacer cosas perfectas cada vez... ¡Para eso están las máquinas! Y nosotras sin duda somos mil veces más creativas y suficientes que las máquinas.
Te mando un gran abrazo!  
Jandi

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