Este último mes ha sido super intenso porque hemos estado trabajando en muchas cosas diferentes, “secretas” y nuevas. Y eso ha sido lo más difícil porque, seguir creando desde nuestra zona de confort, desde lo que ya sabemos hacer, es entretenido y un poco más fácil porque ya lo hemos hecho antes. Ahora, comenzar proyectos desde cero, esos que nos hacen salir de nuestra comodidad es OTRA cosa, algo que nos hace cuestionarnos mucho y nos hace sentirnos vulnerables.
En mis clases de tejido veo esto mucho. Cuando llegan a la primera clase de Jacquard con miedo pensando que esto es demasiado difícil y que no van a poder lograrlo. Para qué decir cuando estamos en Mi Primer Chaleco, hasta el nombre del taller habla de algo nuevo, que no hemos hecho antes. También lo veo mucho en el Taller de Color, que es 100% experimentación de combinaciones nuevas, colores que no se nos habían ocurrido combinar o usar antes. Y en todas las clases, sobre todo en el comienzo, siempre hay alguien que me dice: “nunca he hecho esto así que voy a ser pésima” y yo trato de explicar que esto es un proceso y que vamos a aprender juntas… pero, como todo nuevo proceso, genera algunos miedos y frustraciones.
Entonces, ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué nos ponemos en esa situación de vulnerabilidad, en vez de quedarnos tranquilas, haciendo las cosas que ya sabemos que nos salen bien? No podría hablar de todas las personas, pero a mí me gusta hacer cosas nuevas porque siento que crezco y que me permite expandir mis horizontes. Y porque, aunque el resultado final no siempre sea exactamente como yo quería, siempre quedo feliz cuando me atrevo a desarrollar proyectos que no había hecho antes. No voy a negar que también tiene cosas negativas: andar con la guata apretada, dormir menos y sin duda, el cansancio físico y mental que genera hacer cosas por primera vez.
En el último post en el que hablamos de vulnerabilidad les comenté de Brené Brown. En Instagram alguien de nuestra comunidad me recomendó su podcast y tengo que decir que me encantó. Especialmente porque en su primer episodio habla de lo difícil que es hacer las cosas por primera vez, especialmente porque nos hace sentirnos muy vulnerables. Y de cómo es importante hacerlas porque es lo que hace nuestras vidas más interesantes y nos permiten crecer. ¿Y qué hacer para poder minimizar esa ansiedad que nos da hacer cosas nuevas? Ella recomienda tres cosas: tratar de normalizarlo porque al ser desconocido es normal tener un poco de miedo; ponerlas en perspectiva, es decir, que no nos resulte esto nuevo no significa que hacemos todo mal y que no tenemos “dedos para el piano” y, por último, tener expectativas realistas… probablemente si hemos tejido sólo bufandas, ¡la primera vez que hagamos un chaleco no va a ser perfecto!
Para mí estos últimos meses han sido de aprendizaje inmenso… estamos desarrollando nuestros primeros kits de tejido, nuestros primeros cuadernos de tejido y también por primera vez nos vamos a atrever a hacer bolsos y estuches de tejido. ¿Y cómo me siento? ¡Muy nerviosa! Pero a la vez, muy feliz, porque creo que voy a poder seguir apoyando a esta comunidad de tejedoras, ayudándolas en este camino y creciendo con ellas.
Esta semana en la que ya estamos sintiendo nuevos vientos primaverales, me gustaría invitarlas a aprovechar esta nueva estación del año para pensar en esas cosas nuevas que quieren hacer pero que todavía no han hecho por miedo, nervios o porque creen que no son capaces. Les aseguro que todas podemos salir de nuestra zona de confort para crecer, aunque a veces no sea fácil y nos deje con la guata apretada!